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Ansiedad generalizada

Hola soy Erika y voy a contarte un poco de lo que he vivido con este trastorno que padezco…

 

Hoy fue un día como cualquier otro, me levanté temprano, fui a clases, me dispuse a exponer; sentí una sensación extraña en mi pecho, la primera vez que lo experimentaba en una situación así, en ese momento, expresé en voz alta -¡Me siento nerviosa! Continué sin problema, el malestar pasó. Transcurrieron los días, los meses y hasta los años… Los síntomas fueron en aumento; me costó reconocer que tenía ansiedad, pero ¿Cuál era la verdadera causa? 

 

Retomé la terapia psicológica que había dejado hace tiempo, me esforcé en buscar una razón y solución a lo que estaba viviendo, que ya comenzaba a causarme problemas en la universidad y en otros  aspectos de mi vida; leía y leía sobre el tema, sin hacer consciente lo evidente. 

 

Descubrí que la pérdida de un ser querido la detonó, cuando no pude controlar a la naturaleza (la muerte), algo imposible de hacer, mis preocupaciones constantes por el futuro fueron en aumento, el miedo a perder a alguien cercano, vivía ocupada en lo que los demás pensaban acerca de mí. Vislumbraba miles de posibilidades negativas ante las situaciones que a diario vivía, sin dar cabida a los puntos positivos que tenía a mí alrededor.

 

Las ideas y pensamientos determinan en gran medida la vida en una persona, cuando la ansiedad se instala en su mente, suele darle el mayor peso a las ideas negativas; se crea una continua preocupación por el futuro, por pretender controlar lo que pueda ocurrir.

 

La ansiedad no permite el progreso, aparecen ideas catastróficas ante determinadas situaciones, que generalmente van en aumento.

 

La evitación es una estrategia que las personas que la padecen utilizan, sin embargo es una práctica errónea, ya que al evadir, incrementa la intensidad de los sentimientos y pensamientos negativos.

 

El trastorno genera la búsqueda constante de control, sin percatarse que se tiene un manejo inapropiado de emociones y pensamientos.

 

Una opción para poder detenerla es enfrentar poco a poco las situaciones que la detonan, cambiar las propias creencias, entender que las situaciones externas son incontrolables, es necesario aprender a direccionar los propias ideologías y emociones.

(Testimonio de paciente con su autorización, se modificó el nombre original).

Psic.  Lorena Murrieta Domínguez.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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